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LA VERDAD DEL CASO DE LOS CERROS DE CONCHALI O CRONICA DE UN PLAGIO ANUNCIADO

LA VERDAD DEL CASO DE LOS CERROS DE CONCHALI O CRONICA DE UN PLAGIO ANUNCIADO.

Liliana Núñez Orellana
Abstract: El subtítulo de este monográfico "Crónica de un Plagio Anunciado" es por demás claro para describir una serie de sucesos desgraciados que coronaron mi esforzada labor de medio año en Conchalí. Los actos de usurpación son todos aberrantes pero lo son en mayor grado cuando se trata de colegas y amigos (en esos momentos). Los lectores podrán conocer la real historia contada por quien estuvo en el lugar entrevistando al único testigo por largos meses. También presento una abundante casuística en la zona de los cerros de Conchalí como apoyo documental. Les entrego por vez primera y tras 12 años de silencio mis conclusiones y mi opinión (realmente negativa) en relación con este controvertido caso. Pongo sobre aviso a los jóvenes colegas ante el accionar vampírico de ciertos personajes que afortunadamente casi no tienen trascendencia hoy día INTRODUCCIÓN Después de 12 años de oscuridad hoy sale a la luz este trabajo de investigación relacionado con uno de los más completos y controvertidos casos de la ufología chilena contemporánea. Estas páginas pretenden reflejar en forma ordenada y textual medio año de entrevistas y charlas con el principal testigo de estos sucesos anómalos. Desafortunadamente, el producto de esta sacrificada investigación fue literalmente plagiado y usufructuado por quién hasta esos momentos era un colega y amigo. En aquellos tiempos la publicación en Chile era materialmente imposible por lo que ante la cuestión de sepultar este caso o darlo a conocer opté por enviar a Barcelona toda la documentación. Allí cayó en las manos o (garras) del susodicho quien al analizar el caso estimó que mi trabajo no tenía la calidad suficiente para publicarse. Tomé la decisión de guardar silencio, sin embargo cual no sería mi sorpresa al ver tiempo después publicado mi material en la revista Karma 7 sin la menor referencia a su real autoría. Más aún la nota venía firmada por Raúl Núñez Gálvez. Las fotografías propiedad del testigo Osvaldo Muray, que yo había incluido en el paquete remitido a Europa, pasaron a ser un “botín” del mencionado. Han pasado muchos años y aún no he recibido explicación alguna por tamaño acto de rapiña intelectual. Considero haber madurado en la faz de investigadora y analista lo suficiente para considerar mi trabajo de 1994 como un material calificado para ser presentado a la comunidad ufológica. Incluyo también en esta monografía las pruebas de la expropiación a la que fui sometida en un intento (sin rencores) por autenticar mi labor honesta. Este trabajo, intenta, por otro lado alertar a los jóvenes investigadores, en el sentido de no entregar el fruto de sus sacrificadas encuestas a personajes que ostentan poca costumbre por incluir citas bibliográficas, fuentes de información y créditos en sus escritos. El pasado es irrecuperable, pero en esta etapa de mi vida deseo fervientemente que “investigadores” poco serios como el citado Raúl G. Núñez Gálvez, vayan cediendo espacio a jóvenes con mentalidades más abiertas y fundamentalmente, mucho más respetuosos de sus colegas. ANTECEDENTES EN EL AREA El 2 de mayo de 1961 se vio en el área norte de Santiago, frente a Colina una columna de humo que continua siendo un misterio, asi empezaba el diario Las Últimas Noticias a informar sobre el Misterio de la Extraña Nube. Nos referiremos in extenso a esta noticia. Muchos se preguntaron si habría sido el nacimiento de un volcán o sólo fue un raro fenómeno atmosférico. Estas preguntas no pudieron ser contestadas por los medios científicos, los únicos datos que llegaron a Carabineros como al Instituto de Geofísica y Sismología y a la Oficina Meteorológica, fueron entregados por segundas personas que declararon que “en la mañana vieron alzarse hacia el lado de la cordillera, frente a Colina, una gigantesca nube de color blanco ceniza que luego de alcanzar una considerable altura, se expandió en su parte superior tomando la forma de un hongo” El fenómeno fue observado alrededor de las 10:30 horas por pobladores del interior de Colina y aún por conductores de vehículos, a la altura del kilómetro 25 de la Carretera Panamericana. Uno de estos testigos fue el subdirector de Hogar de Cristo quien en compañía de alumnos, se encontraba en terrenos de la Institución, cerca de Colina. Expresó que vieron a la hora ya señalada, la formación de una inmensa nube que nació al parecer, en los contrafuertes cordilleranos y que luego de formar un hongo, comenzó a disolverse lentamente por efecto del viento. El religioso no se atrevió a adelantar su opinión en cuanto a que el fenómeno fuera una manifestación de un volcán naciente. La extraña nube fue presenciada también por dos reporteros gráficos desde la Carretera Panamericana. En esos momentos, 12 horas, el hongo estaba esfumándose, impulsado por el fuerte viento. El Instituto de Geofísica y Sismología de la Universidad de Chile dijo que los puestos de observación cercanos a Colina carecían de información precisa al respecto. Los aparatos no habían captado ningún movimiento subterráneo. La Oficina Meteorológica informó que no se había registrado algún fenómeno de importancia en la zona cercana al lugar. Por otra parte, antecedentes entregados a Carabineros de Colina, por habitantes del sector indicaron al fundo “Ladesa” como el sitio donde se había originado la densa nube. Colina se encuentra a 19 kilómetros al norte de Santiago Otros vecinos manifestaron que posiblemente la columna nació en el cerro La Paloma del citado fundo. Las mismas personas mencionaron que vieron el hongo entre las 10:30 y las 13 horas del dia 2 de mayo de 1961. (1) Al día siguiente el diario Las Ultimas Noticias indicaba que tres carabineros a caballo regresaron a Colina luego de haber alcanzado hasta un lugar pre cordillerano de esa localidad. Avanzaron más o menos 40 kilómetros en la dirección indicada por las personas que vieron la columna. Los obstáculos naturales que encontraron en el camino les impidieron continuar. El arriero Miguel Pacheco Zúñiga, empleado del fundo “Chicureo” señaló a Carabineros haber visto la gigantesca nube. Dio como lugar de origen del fenómeno un punto situado a 80 kilómetros más hacia la cordillera. (2) TESTIGO Otto Pfenniger de Líneas Aéreas Suizas, miembro del Club Andino de Chile, dijo el jueves 4 de mayo que el día domingo se encontraba en la cordillera, en Las Tordecillas del Manzano, cuando vio levantarse la inmensa nube. Otto Pfenniger estimó que el fenómeno tuvo lugar en el volcán Tupungato, situado aproximadamente a unos cien kilómetros de Colina. Pfenniger dijo que él había visto este mismo fenómeno tres veces, siendo el primero de ellos en otoño del año 1959. Añadió que había comprobado en esa oportunidad que la columna de humo nació al producirse diferencias de temperatura en aquella zona. Agregó que posiblemente el viento arrastró la columna siendo posible verla el martes desde Santiago. INFORMACIONES DE LA FACH Según informaciones emanadas de la FACH la misteriosa columna se habría originado en el desprendimiento de una gran masa de tierras desde el cráter del Tupungatito. Este desprendimiento fue observado ayer por un avión del Grupo 7 que sobrevoló la zona. (3)
Fotografía del Hongo misterioso captada por el industrial de la comuna de Barrancas, señor Emilio Morales (Las Últimas Noticias. 5 mayo 1961) IMPACTANTE HISTORIA El día 10 de noviembre de 1968 la vida de Afrodita y su hermana Eugenia Lovazzano cambió sus vidas. Jugaban en la puerta de su casa a las 23:30 con una bicicleta cuando de pronto vieron una luz, aun auto que venia de los cerros y llegaba hasta la puerta de su casa. “Era como una estrella incandescente que brillaba con gran intensidad. Era una luz como gelatinosa que de roja se cambió a verde claro”. “Dentro de la bola había una mujercita que tenía una gran boca, la que movía mucho…
¿La pudiste ver con claridad? Preguntó el periodista. Bastante bien, a pesar de la distancia. No tenía sino esa boca que nos llamaba la atención y unas orejas puntiagudas como la de los duendes. La mujercita se acercó a mí. Yo quise arrancarme, pero fui sujetada por una especie de fuerza o ventosa que me levantó la blusa y me dejó durante un largo rato en el aire. Corría sin tocar el suelo”. Sus padres dijeron a la prensa que las niñas entraron a la casa presas del terror, hablaban en forma incomprensible a causa del miedo. Afrodita debió abandonar la comuna de Conchalí debido al asedio de la prensa y al rechazo de los vecinos. Afirmó que fue visitada por miembros de la NASA, quienes supuestamente querían llevarla a Norteamérica para someterla a exámenes y análisis, pero su padre se opuso. (4) Tres meses más tarde, el diario capitalino La Tercera de la Hora en su edición dominical señalaba: “Dicen los vecinos muy asustados. El Diablo respira en Conchalí y hace salir hasta humito” Parece ser una de las bocas del Infierno está en Conchalí, en las afueras de la Población Martín Luther King, que se levanta en los terrenos en que estaba el fundo El Cortijo. Por lo menos los vecinos muy alarmados, han comprobado que a dos cuadras de la población sale fuego y humo de la tierra, sin que hasta ahora, haya algo que explique el fenómeno. Son más de dos mil viviendas las que ocupan ahora los terrenos que una vez fueron las plantaciones de viñedos y hortalizas. Y todos sus habitantes, aterrorizados, comentan “las iras del demonio”, expresadas mediante llamaradas súbitas y grandes humaredas, que de noche, al ser iluminadas por el fuego, aparecen rojas y atemorizantes. El medio de comunicación señalaba ese verano: El terreno, en ese punto, parece haber sido un botadero de desechos. Son tierras sueltas que producen la impresión de constituir un relleno sanitario mal aplicado, que se extiende en un radio de más de cuatro cuadras. Muchos niños de la población, jugando en ese sector, han sufrido quemaduras en las plantas de los pies. Los vecinos señalaron que nunca antes habían visto “esta cosa tan rara”. Bastaba escarbar diez centímetros en la tierra para que saliera una gruesa humareda. De noche –dijo una vecina- es terrible. El humo se ve rojo, y algunos están seguros de haber visto fantasmas. (5) Hay otros registros de prensa, como lo publicado por el diario La Segunda a fines de noviembre de 1979. Dos excursionistas de edad madura, un juez y un arquitecto, Al subir el escarpado cerro Punta de Damas cerca de Santiago vieron en una altiplanicie vecina un objeto redondo, con luces de diferentes colores y brillantes. El vehículo era de color beige-rosáceo. Junto a él o apoyado en él había un sujeto humanoide, de forma difícil de describir, pues parecía carecer de cuello, pero tenía cuerpo y cabeza. Estaba cubierto de pelos o algo parecido. Cuando bajaban una ladera contigua a la explanada y comenzaron a subir hacia ésta, una luz intensa y desconcertante iluminó el paisaje. Súbitamente el aparato se elevó verticalmente con una rapidez increíble. El alto magistrado trató de evadir la respuesta ante las consultas de la periodista que trataba de inquirir por más detalles, sin embargo admitió haber sido testigo de un “fenómeno inexplicable”. Señaló que tenía muchas dudas al respecto porque se encontraban muy cansados pues habían caminado largo rato. “No puedo asegurar con la frialdad de la reflexión que esto fuera la presencia de un OVNI o qué. Reflexivamente y con el tiempo no hay motivo o figurarse algo que no tiene explicación. No se lo niego, ni se lo afirmo”. Agregó, “No me siento racionalmente capacitado para reconocerlo. (6) En el mes de julio de 1987 en el recinto católico Mater Dolorosa, que tenía una población escolar de más de mil alumnos, alrededor de las 10:30 de la mañana sintió un gran boom sónico. El colegio se encuentra cerca de los cerros Las Canteras (985 m) y El Carbón (1391 m) que enmarcan el valle de Conchali, pero sólo fue percibido en el recinto educacional, muy alejado de las características de un trueno puesto que la manifestación fue de lo mínimo a lo máximo haciendo vibrar paredes, ventanales e incluso el piso de toda la zona habitable del lugar. (7) Don Osvaldo, en la Navidad de 1991, dirigía su mirada por la ventana de la cocina de su departamento hacia los cerros de Renca (Uno de ellos de homónimo nombre y el otro conocido como Punta de Ruiz) cuando pudo apreciar una manifestación de espectaculares luces. En entrevista personal me relataba que dado lo extraño del fenómeno decidió explorar los faldeos del cerro donde existía un vivero de árboles de la Municipalidad de Santiago. (8) El mismo entrevistado sostuvo que las luces que aparecían en los cerros lograron confundirlo haciéndolo creer que la antena que allí tiene instalada Radio Portales, había sido cambiada o alargada. Un día le comentó a su hijo... “Mira, agrandaron la antena, tiene una luz más arriba”. Y su hijo le respondió…“No, esa luz está flotando, no tiene algo que ver con la antena”… así se iniciaron las observaciones de los fenómenos en los cerros de Conchali, motivo central de este trabajo (9) Luego de algunos años, el sitio volvería a ser punto de atención cuando a las 19 horas del 26 noviembre 1993, fue captada una singular fotografía por parte del señor Luis Leighton en momentos en que se realizaba un paneo-fotográfico bajo la dirección del investigador Jorge Eduardo Anfruns Dumont Lo que parece una mancha en la fotografía, para los ovnílogos no lo es. Un laboratorio especializado verificó que la imagen no fue trucada y la ampliación de ella constituye para los estudiosos del tema, una evidencia de que hay movimiento de naves en nuestros cielos. Ver fotografía. (10) Munizaga Ortiz, Paola. Los “ET” Chilenos al Video. Las Últimas Noticias (Santiago, Chile) domingo, 27 febrero 1994, pgs. 6-7. DESARROLLO A fines de noviembre de 1993 el suplemento ‘La Semana’ del diario Las Últimas Noticias publicaba: “Show en Cerros de Conchali” esta impactante noticia fue el disparador para que encarara una investigación que se prolongó por espacio de varios meses en un intento, a mi entender fructífero, por conocer de primera mano los acontecimientos sucedidos en el sector norte del cordón de cerros de Santiago. (11) Un mes más tarde nos pusimos de acuerdo con el señor Osvaldo Muray para entrevistarlo y conocer en profundidad sus vivencias. Lo primero que precisó fue que los episodios se habían iniciado a finales del mes de junio de 1990. En ese momento se percató la presencia de unos extraños juegos de luces frente a la ventana del cuarto piso de su domicilio en el sector Independencia. Una ubicación privilegiada pues era el mejor “mirador” del gran escenario natural. Desde ese entonces comenzó a llevar un registro de los días y horarios en que se observaban las luces. A fines del año 1992 salió de vacaciones, cuando retornó no se produjeron más espectáculos sobre los cerros. Naturalmente, supuso que el festival se había terminado pero para su sorpresa las manifestaciones reaparecieron en el mes de agosto del año 1993 prolongándose hasta junio de 1994 fecha en la cual la familia Muray cambió de domicilio. Uno de los primeros sucesos presenciados por ellos fue el incendio registrado el jueves 16 de diciembre de 1993. “Veo a través de la ventana una luz, enciende lo que pareciera ser un arbusto, pero era muy singular, curioso y especial, porque cuando a uno le hablan de incendio, de fuego, de llamas, se supone que es algo bien aleatorio, que se mueve para todos lados, que tiene unas puntas y unas formas muy irregulares. Era un rectángulo perfecto de fuego, en su interior parecía como que bailaban unas cosas oscuras como si alguien estuviera echando algo negro, como latigazos verticales que se movían y culebreaban” (sic)
Dibujo realizado por el señor Muray del incendio del 16 diciembre 1993 El invierno de 1993 fue muy lluvioso entre junio y agosto, la tierra era muy permeable. Las huellas quedaron impresas y posteriormente volvió a salir pasto. ¿Por qué creció el pasto respetando esta zona y dibujando dos corazones, a una distancia de 300 metros uno del otro? “Yo creo que haya un ocioso o un equipo que vaya a dibujar un corazón en el cerro, ¡pero hacer dos! ¿Con qué quemaron la tierra?” Muray dice que él escarbó la tierra, sacó pasto de la parte verde, se veía normal, humedecido, bien afirmado, costó mucho sacarlo, pasto duro, pero la tierra no estaba quemada en lo absoluto ¿Por qué en un solo sector? Fotografías Sr. Osvaldo Muray Quiroz Don Osvaldo sigue señalando sus observaciones: “Si usted mira a ojo desnudo, obviamente allí hubo un incendio, pero fue muy especial, pues los espinos, -quiere resaltar bien este punto- el espino es uno de los arbustos que prende con mayor facilidad, estando verde o seco, es una verdadera yesca, de hecho el espino es una de las maderas más utilizadas desde tiempos remotos en Chile por su facilidad de combustión”. “Los espinos estaban verdes (pude verlos a través de los prismáticos). Se preguntaba ¿qué clase de incendio había sido este que pudo quemar el pasto rastrero?, pero no incendió los espinos” En un momento dado, cuando estaba prácticamente casi todo este enorme gusano rojo, que subía por el cerro, el ovni que inició el fuego, estaba muy pegado al primero, se separa, se eleva y se mueve por sobre la fila ardiendo, le dio la impresión que verificaba si la cosa funcionaba bien, llegó hasta la mitad del cerro y se devolvió por el mismo camino, siempre por el aire y se depositó de nuevo en la base. Recién entonces Muray se percató que en el otro extremo había otro, el segundo, que hasta el momento no había visto. Continua su relato: “Lo extraño, era un incendio que no quemaba”. Esto le hizo rememorar la historia de las dos figuras de corazones. A comienzos de octubre de 1993, su hijo Osvaldo le confesaba que había ido de excursión al cerro con compañeros de curso, cosa que su padre le tenía estrictamente prohibido, porque pasaba el canal de riego, El Carmen, que corre hasta Lampa, Batuco; viene del río Maipo. En esto estaba cuando encontró un dibujo. Entonces el niño, no pudo callarse y fue más fuerte en él su espíritu científico por así llamarlo y le contó “mira papá fui con mis compañeros al cerro”. Muray armó un gran escándalo. “Espérate,” le dijo su hijo, “resulta que hay un dibujo de tales características y se lo dibujó. Bueno, señaló el padre, cualquiera puede hacerlo. “Sí papá, pero es tan largo como toda esta habitación” Entonces, allí empezó a tomar el asunto más en serio. Tomaron una huincha de medir y partieron al lugar y cuando se encaminaban al sector, de pronto su hijo advierte “mira papá, aquí hay otro”. Lo midieron y bajaron, trescientos metros más debajo de donde había sido hallado el primero. Tenía algo así como nueve metros de largo, no eran diez metros exactos y 7 metros de ancho. ¿Qué había de raro? En el interior del corazón y de la base había otro más pequeño. Toda la parte exterior era el pasto. El terreno que media entre la parte externa y el corazón interno se presentaba como si nunca hubiese sido tierra de cultivo, era una tierra reseca. Muray comparó de inmediato la zona con algunas zonas del desierto de Atacama. “He recorrido muchas veces la región y conozco la tierra como es, árido, esta tierra se veía igual pero la diferencia estriba donde antes estuvo el pasto, fue obvio que calcinaron de alguna forma la zona circundante pero sin quemarla”. Contaba entonces que no acertaba a explicar si esto se podía entender. El pasto que todavía quedaba, se veía aplastado contra el terreno. Muray trató de sacar el pasto de la tierra pero con esfuerzo, es decir, no estaba quemado, si lo hubiera estado se habría deshecho en sus manos. No se deshizo y segundo, encontró unas pisadas muy profundas, aproximadamente 15 a 20 centímetros de diámetro, de forma irregular. Una extraña huella gigante en el lugar donde aparecieron los pictogramas. No puede precisar la forma original que tuvieron, “pareciera ser que fueron hechos con algo muy pesado y eso se movía, deformando los bordes, pero no todos lo están de la misma forma, pues en el fondo aparece como si hubiera sido hecho por una pata metálica, que termina esférica abajo y muy pulida, porque al sacar la tierra suelta y pasar la mano, es como pasarla por un vidrio, la parte de abajo suavecita, pero tiene la particularidad que en el centro de la cavidad, hay una huella de tres dedos, como si la cosa que hizo la huella, hubiese tenido tres protuberancias. El lugar se ve sembrado de estos hoyos, pero no así en el otro corazón, ni el resto del terreno. Fotografías del Sr. Osvaldo Muray Quiroz El investigador y periodista Muray acotaba: “Si usted pisotea un terreno que no tiene pasto y lo deja lleno de huellas, luego llueve, crece el pasto espontáneamente, obviamente. Debe crecer en todas partes, ¿verdad? Pero creció formando un corazón. ¿Por qué el pasto progresa dejando esta forma tan caprichosa?” Agrega luego: “El dibujo termina en una base plana, que por sus bordes laterales es como una pirámide trunca; el corazón número dos qué está más adentro, la pirámide, la base está completa, pero el dibujo que encontramos primero, la base del lado derecho está incompleta porque allí hay una mata de espino”. Se preguntaba a sí mismo durante la conversación: “si ardió todo el cerro ¿cómo es que los espinos quedaran intactos? “Si el espino se le acerca un fósforo encendido, el espino prende como una antorcha, y sin embargo ¡No se quemaron, siguen allí muy verdes! Midió los altos y los largos, pero este quedó inconcluso y el espino quedó solamente quemado por un solo lado. Aproximadamente a un metro y medio, fuera del corazón, hay más matas de espinos, está rodeado de matas el cerro. ¡Permanecieron intactos!. El sábado 11 de diciembre de 1993, decía Muray que estuvo observando como todos las semanas, cuando se producían los avistamientos, ‘como las luces trabajaban sobre la zona’ cuando decidieron irse a dormir con su mujer, a eso de las dos de la mañana, cansados mientras el espectáculo continuaba. Al otro día cuando salió a comprar conversó con el dependiente. El hombre muy excitado le preguntó: Oiga: “¿Sabe lo que vi anoche?”. El empleado no sabía de su afición por este tipo de fenómenos. Le relató que estaba en la calle Muñoz Gamero con la calle Recoleta a las 02:30 de la madrugada. Le preguntó: Las estrellas caen siempre, ¿no es cierto? Sí, por lo general. El individuo le contó “Yo vi una estrella que subió, de color verde, muy bonita. Se elevó de pronto y desapareció”. (12) El señor Muray escribió un detallado informe que transcribimos para conocimiento de todos por la antigüedad del suceso ocurrido el 16 diciembre 1993. Un amigo me llamó por teléfono para alertarme de un supuesto ovni estrellado contra un cerro, en Conchalí y lo incendió. Eso debe ser por donde tú vives. Subí al segundo piso de mi casa y miré por la ventana que daba al oriente. En la ladera que mira al poniente del Cerro Las Canteras, efectivamente se desarrollaba un gran incendio. No tuve duda alguna que el ovni lo había quemado, pero sí, no creí que el objeto se hubiera estrellado en Las Canteras, los ovnis no se accidentan. He visto en varias oportunidades como esferas de intensa luz anaranjada, cortan la vegetación de los cerros del norte de Santiago, la cortan con un rayo de luz, no la queman. Y aquí era obvio que estaba sucediendo lo habitual. Cerro Las Canteras Fotografías Gentileza Sr. Osvaldo Muray “Al día siguiente y conforme a como se desarrollan estos sucesos, visité los alrededores del Cerro porque tenía la certeza que uno de los lados de la zona supuestamente quemada debía ser una línea recta. Pero los ovnis me deparaban una sorpresa más grande aún: la zona del incendio, que todo Chile vio por las pantallas de televisión que se trataba de un enorme círculo irregular, ahora era una enorme mancha negra de forma rectangular casi perfecta. Como para que no quede alguna duda sobre los autores del siniestro”. Cerro Las Canteras. Conchali, 16 diciembre 1993 Revista Revelación (Santiago, Chile) Año 3 Nº 31, pgs. 6-8 Para todos los incendios acaecidos anteriormente en los cerros de Conchali y Renca, tengo una sencilla explicación para uno de los lados que siempre es recto. Y lo explico en seguida, pero para un incendio –que se vio caótico creciendo por todos lados- que terminó en un rectángulo, carezco de explicación y ni siquiera soy capaz de imaginar como se puede lograr algo tan fantástico”. Un ingeniero, invitado por el señor Muray, intrigado por la ausencia de cenizas escarbó la tierra y descubrió que había ceniza, pero debajo de la tierra. Es decir, la luz que siega la vegetación debe ser un rayo eléctrico puesto que calcinó y convirtió en cenizas las raíces del pasto. Un enigma no menor dentro del mosaico de sucesos incomprensibles. (13) Don Osvaldo me señaló que había acudido a la zona el experto en incendios forestales y bosques, el Sr. Herbert Haltenhoff quién le había explicado: “Los incendios de pastizales en los cerros por lo general adoptan la forma de una pera. Empieza angosta y se empieza a ensanchar hacia arriba. No hay algún incendio, ni uno solo que tenga un lado recto a menos que se inicie en una muralla”. Este incendio tuvo cuatro lados rectos de 320 metros de largo por 80 metros de ancho, ocurrió en el cerro Las Canteras. (14)
Sr. Osvaldo Muray, Aquiles Castillo y la autora, enero 1994.
FENOMENOLOGIA COMPARADA SANTIAGO “Las luces se paseaban por arriba del precipicio, no hay alguien tan suicida para andar por el lugar, ni siquiera una cabra montesa, menos cazadores, abajo sólo hay piedras y no hay lugar de dónde sostenerse”. “El segundo cerro, Punta de Ruiz, lo estuvieron dinamitando durante años para sacar material de construcción, ripio, para relleno entre los durmientes del ferrocarril. Lo destruyeron, le hicieron un corte horroroso, tiene 100 metros de altura y unos cien de ancho y llega hasta cerca de la cima, es una caída a pique (precipicio)”. Desde la perspectiva de la visión de los testigos las manifestaciones lumínicas parecían circunscribir su desplazamiento a un cerro sin embargo ambos picos (Renca y Punta de Ruiz) se ubican en el mismo plano por lo que en realidad cubrían un trayecto que abarcaba ambas formaciones montañosas. Después de horas de observación o más, las luces desaparecieron. Muray le dijo a su mujer que el espectáculo se había terminado. De pronto recordó algo que le contaron en una entrevista el año 1966 y le expresó a su mujer: “¡Se tienen que ir!” ¿Quiénes? pregunta su esposa Susana. “¡Corre”! Fueron rápido a la ventana de la cocina a mirar el cerro que estaba oscuro y de pronto, no sabe por cual de los dos, se encendió una gran luminosidad y una estrella comenzó a subir. ” ¡Es lo más hermoso que he visto alguna vez! De color calipso brillante, similar al celeste, es algo que llama a la ternura”. Sube como viniendo desde el sur hacia el noroeste, en un ángulo de 45º produciendo un fenómeno que había visto en otras ocasiones y que me intrigaba mucho”. “El fenómeno cambiaba sin más de rumbo, subía un poco hacia el poniente y repentinamente se apagaba. Es como si se hubiese extinguido la luz del universo, se quedó todo en tinieblas, no es que nos hubiéramos quedado deslumbrados, porque no lo era en absoluto, se apagó y todo quedó en una gran oscuridad”. LA SERENA El año 1966, trabajando para la revista “Ercilla” entrevistó en La Serena a tres trabajadores de una empresa de Saneamiento Ambiental, trabajadores sanitarios, los cuales habían sido enviados por la firma a un pueblo minero al interior, hacia las montañas, estaban instalando todo el servicio sanitario en una escuela. Una noche, uno de ellos se sintió enfermo, entonces el Jefe mandó a un chofer con otro funcionario para que lo condujeran a un poblado cercano donde había enfermería. El viaje fue largo. El enfermo fue atendido por el practicante, que le dio un sedativo. Se devolvieron. La noche estaba muy clara y sin nubes, cuando empezaron a subir las montañas, la huella estaba flanqueada por quebradas. En una curva del camino divisaron un objeto refulgente contra el cielo. Uno de ellos dijo que no podía ser un satélite, venía muy bajo. En un nuevo recodo del camino vieron de súbito al ovni inmóvil en el aire, a unos 800 metros. Entonces apagaron las luces del vehículo y se detuvieron. El disco volador se balanceaba suavemente en el aire y emitía una fuerte luminosidad. Al mirar hacia la derecha, en la quebrada uno de los hombres observó cerca del fondo del lugar un cuerpo que despedía una luz roja muy intensa. Su forma era la de un trompo. “El extraño cuerpo despidió por su parte inferior un chorro de luz que llegó al suelo” narró uno de los trabajadores. “Era una especie de “cañón de luz”. Pudimos apreciar piedras y arbustos iluminados por el trompo. Lo extraño no terminó allí. Por el medio del cañón de luz descendió algo que comparamos con un embolo. Este mecanismo bajaba y subía como si estuviese aspirando algo. Cuando trabajaba, el trompo oscilaba. Mientras observábamos alternativamente el cuerpo gigante y el trompo, vimos como cerca de este último había un segundo trompo”. La noche comenzó a desaparecer y surgió el alba. Los trabajadores vieron como los trompos perdían luminosidad y adquirían un tono de aluminio, vieron como giraban a gran velocidad sobre sí mismos. Mientras el cuerpo gigante empezó a elevarse lentamente y los trompos lo siguieron en dirección a la Cordillera de Los Andes. Alrededor de las siete y treinta minutos arribaron a su lugar de trabajo. Despertaron a sus compañeros y les mostraron este enorme cuerpo que seguía en el aire, pero los trompos habían desaparecido. Les contaron a sus amigos lo que les había acontecido y ellos pudieron comprobar que un aparato de inusitado resplandor se dirigía a gran velocidad hacia el horizonte. Tenía un brillo superior al ‘lucero del alba’. No era un satélite pues su vuelo era ascendente, no era un avión puesto que su velocidad sobrepasaba todo lo conocido”. Esta ocurrencia le recordó lo que vieron desde la ventana de la cocina de su departamento. (15) OTROS ACONTECIMIENTOS EN LA ZONA NORTE DE SANTIAGO Don Osvaldo narró la experiencia del ex comando de la FACH señor Ricardo Silva en la revista Revelación. En esta ocasión me remitiré solamente al suceso vivido en el cerro Renca (992 metros, ubicado a 8.5 kms. al Noroeste de Santiago) Telón de fondo Cerro Renca. El ex Comandante de la FACH Ricardo Silva y el joven investigador Fernando Werque. Revista Revelación (Santiago, Chile) Año 3 Nº 31 ¿Cuál fue su próximo avistamiento después de lo presenciado en Las Salinas? “La próxima vez fue en Santiago, me trasladaron desde Quintero (V Región) al Regimiento de Artillería Antiaérea, en Colina. Allí comencé a salir con mi familia hacia los cerros cercanos. Sin embargo, el gran avistamiento ocurrió hace dos años, en septiembre de 1996. Con mi esposa y mis hijos –siete personas en total- nos fuimos al cerro Renca, ese que tiene la cruz en la cima. La idea era comernos un asado y que los niños encumbraran volantines. Nos ubicamos bien cerca de la cruz cosa de estar alejados de otros grupos de paseantes”. “Mientras preparaba el asado, los niños se entretenían con los volantines y de pronto uno de ellos, gritó: “¡mira papá, lo que hay allá arriba!, al tiempo que señalaba hacia la cruz. Entonces pudimos ver un objeto que estaba en el aire, detenido, flotando sobre la cruz; tenía forma de trompo metálico y por debajo, tenía como una antena que colgaba. Era un ovni, incuestionablemente”. “No esos cuentos de los caballeros de meteorología que a todo dicen que son globos sondas. Estaba a una altura considerable, unos mil o mil quinientos metros, pero se veía muy bien porque era metálico y debe haber tenido un tamaño considerable. Permaneció allí como una hora y media y luego comenzó a desplazarse lentamente hacia la cordillera; pasó por encima de la población Juanita Aguirre y era notorio que se iba elevando para dirigirse rumbo al este donde se perdió”. Para septiembre recién pasado, Ricardo Silva había presupuestado regresar al cerro Renca con el objeto de pasar un día de campo, hacer un asado y descansar. Sin embargo, una semana antes del 18, fue invitado a la casa de un amigo suyo que vivía a los pies del cerro Renca y esa noche prepararon un cabrito a las brasas. Cerca de las dos de la madrugada, salieron en grupo a buscar bebidas cuando se produjo lo que el ex oficial de la FACH consideró un aviso: “Íbamos charlando animadamente y de pronto, mi esposa que iba más atrás gritó: ¡mira Ricardo, lo que hay arriba!; me alarmé y me di vuelta. Entonces pude ver un ovni gigantesco que venía avanzando por el aire. Pasó justo por un lado del cerro. El tamaño me dejó muy impresionado. Tenía la forma de dos platos puestos cara a cara. Se veía muy nítido y en toda su periferia se veían ventanillas y, mientras avanzaba, emitía luces; las verdes, rojas y de otros colores eran mucho mas intensas que las que conocemos aquí en la Tierra. Por debajo tenía un área de mayor a menor y en el centro un círculo profundo como un hoyo donde parecía salir la energía. Su altura no era mayor a los 500 metros y talvez un poco menos y su diámetro enorme: más que una cancha de fútbol. Lo que más nos impresionó fue que pasara sobre nosotros muy lentamente sin emitir ni el menor ruido. Lo vimos pasar entre la cruz del cerro Colorado y ahí desapareció rumbo a la cordillera. Las alturas las puedo calcular fácilmente, porque fui paracaidista”. ¿Cómo estaban repartidos los colores de las luces en el ovni? “La luz que emitía por debajo en el centro, era blanca, muy cegadora. Las ventanillas tenían luces verdes, amarillas, rojas, de distintos colores. Como yo tenía experiencias anteriores y sabía que el ovni podía desaparecer de repente, me fijé en todos los detalles. Mi amigo había visto luces varias veces en el cerro, pero nunca algo como ese ovni”. (16) Para terminar, el año pasado en diciembre le pregunté al señor Muray si habia expresado en alguna publicación: “Que las montañas estaban habitadas por espíritus luminosos que se manifestaban continuamente en forma de bolas de fuego y cuerpos flamígeros diversos” (17) Don Osvaldo fue tajante en responder. “Jamás podría haber aseverado que los espíritus habitaran las montañas, no hay como probarlo. Es absurdo”. Me señaló que sus términos siempre fueron: “Seres luminosos”, esferas de luz”. Además, fueron fotografiados”. CONCLUSIONES 1.) No hemos podido determinar testigos adicionales que sustenten el débil testimonio del señor O. Muray. Desafortunadamente la distancia y las condiciones de visibilidad conspiran para que sus observaciones necesiten una confirmación adicional por parte de otros posibles perceptores. 2.) El punto de observación del testigo único era el ventanal de su domicilio con vista a la montaña. Lamentablemente los elementos que él denominaba OVNIs no pudieron ser tipificados como sucesos anómalos. Las noches de permanencia fueron varias pero en todas ellas se repitió el mismo patrón. 3.) Hemos reunido por interés personal y documental una serie de episodios de características anómalas acaecidos en los cerros de Conchali y adyacencias. Podemos afirmar que ese corpus es mucho más rico en evidencias que el conjunto de apariciones denunciadas por el declarante. Hasta el momento no podemos sostener una continuidad anómala en la región por carecerse de estudios más profundos. Sin embargo siendo puntillosos al extremo deseábamos considerar esta casuística histórica. 4.) La aparición de signos, marcas o estructuras complejas de naturaleza pictográfica asociada a fenómenos anómalos comprende un voluminoso material. De todos modos en el caso de Conchali la presencia de pictogramas no puede ser relacionada con un fenómeno de características anómalas en virtud de que no ha podido determinarse el alcance de las supuestas manifestaciones en los cerros. Deseo señalar también que he recibido gran apoyo moral y escrito de los integrantes de Afla por la grave actitud de la que fui víctima. Un profundo agradecimiento a mis amigos Laura Cuevas y a Aquiles Castillo por su constante apoyo todo este tiempo.
REFERENCIAS: 1. Sigue el Misterio de la Extraña Nube. Las Últimas Noticias (Santiago, Chile) Miércoles, 3 mayo 1961, pg. 7 2. En la Alta Cordillera Buscan el Origen del Gigantesco Hongo. Las Últimas Noticias (Santiago, Chile) Jueves, 4 mayo 1961, pg. 7. 3. Aseguran: En el Tupungatito Nació el Hongo Gigantesco. Las Últimas Noticias (Santiago, Chile) Viernes, 5 mayo 1961, pg. 7 4. Extraña Visión de Dos Niñas Causa Impresión en El Salto. El Mercurio (Santiago, Chile) 12 noviembre 1968. Cuerpo D-40 5. El Diablo respira en Conchalí y hace salir hasta humito. La Tercera de la Hora (Santiago, Chile) domingo 9 febrero 1969, pg. 9. 6. Un juez y un arquitecto vieron un extraño ser extraterrestre. La Segunda (Santiago, Chile) 17 noviembre 1979, pg. 24; Muray, Quiroz, Osvaldo. El Gorila Astronauta del cerro Punta de Damas. Revista Revelación Nº 11, 1996 (Santiago, Chile) pg. 23. 7. Anfruns Dumont, Jorge Eduardo. (Apuntes del capítulo y libro en preparación acerca de Conchali, facilitado el 8 de noviembre 1994): “Extraterrestres en Chile. Top Secret”. (Editorial El Triunfo, Santiago, agosto 1996) pgs. 108-124. 8. Comunicación personal señor Muray, Osvaldo 9. Comunicación personal con Sr. Osvaldo Muray Q. 10. Munizaga Ortiz, Paola. Los “ET” Chilenos al Video. Las Últimas Noticias (Santiago, Chile) domingo, 27 febrero 1994, pgs. 6-7 11. Muray, Osvaldo. Show de Luces en los Cerros de Conchalí. Suplemento La Semana Nº 299 Año VI, de Las Últimas Noticias (Santiago, Chile) domingo 28 noviembre 1993, pgs. 9-10. 12. Comunicación personal con el señor Osvaldo Muray. 13. Muray Quiroz, Osvaldo. Incendio del Cerro Las Canteras desafía a los Científicos. Revista Revelación (Santiago, Chile) Año 3 Nº 31, pgs. 6-8 14. Comunicación personal con Sr. O. Muray. 15. Sáenz, Manuel, Wolf, Willy. “Los Sin Nombre” (Talleres Gráficos Yunque, Buenos Aires, Argentina, Segunda Edición, noviembre 1968) pgs. 64-81. 16. Muray Quiroz, Osvaldo. Punto de Encuentro con el Enigma Ovni. Revista Revelación (Santiago, Chile) Año 3 Nº 31, pgs. 26-28. 17. Núñez Gálvez, Raúl Germán. El Enigma de los Cerros de Conchalí. Revista Karma7, (Barcelona, España) Año XXVI Nº 298, pgs. 6-11 Julio de 2007
DOCUMENTOS QUE APOYAN EL PRESENTE TRABAJO
(HAZ CLIK SOBRE LA CARTA PARA AMPLIARLA) - 10 carillas escritas a máquina de las transcripciones de las dos cintas de 90 minutos - Revista Karma7 (Barcelona, España) Nº 298, Año XXVI, pgs. 6-11 - Dibujos realizados por el testigo Sr. Muray, Osvaldo. - Mapa de la zona de los avistamientos -Copia de carta enviada al investigador Manuel Carballal el 19 julio 1994. El mencionado comentaba en carta de fecha 19 de julio 1994 los sucesos de Conchali al investigador de La Coruña, señor Manuel Carballal. Los documentos se encuentran en los archivos de AFLA a disposición de quien los solicite, así como también en Ovnis, Misterios y Más.
publicado por la Sra Liliana Nunez en su pagina de Aforteanosla.com.ar