VAMPIRISMO
  
 Más allá del respeto y admiración que el pueblo rumano dice sentir por él  en la actualidad, lo que contrasta con la estela de horror y brutalidad que las  crónicas del siglo XV describen de sus acciones, el príncipe Vlad Draculea de  Wallachia y Transilvania ,constituye una figura especialmente fascinante y  enigmática. La figura histórica en la que el novelista irlandés Bram Stocker  basó su seductor y romántico personaje Conde Drácula, no sólo fue considerado en  su tiempo un asesino sediento de sangre humana, sino el verdadero hijo del  diablo debido a sus espantosos y crueles crímenes y homicidios. De esta forma,  existe concenso que su vida y sus acciones han sido mucho más espeluznantes que  las historias ficticias escritas por el irlandés Sin dudas, su especial  comportamiento psicopáta, en una época en la que la fantasía y el horror  caminaban de la mano, ha sido determinante para sustentar y perpetuar su  inquietante y macabro recuerdo.
  
 Orígenes de los vampiros
  
 Los orígenes de esta criatura se remontan a tiempos inmemoriales.
  
 Casi siempre tratamos, por lo tanto, de buscar los orígenes del vampirismo  o de los vampiros en la literatura y tal vez no vamos mal encaminados, pero no  debamos limitarnos a las obras fantásticas que están inspiradas en ellos.
  
 Los egipcios, los chinos, los babilonios, los griegos o los romanos, entre  otras muchas civilizaciones, hablaban ya hace mucho tiempo de criaturas y  monstruos que chupaban la sangre.
  
 La palabra vampiro tiene traducción idéntica en multitud de países: vampyr  en Serbia, pamgri en Hungría, danag en Filipinas, kosac en croata, upir en ruso  y muchísimas más. 
  
 El origen etimológico de la palabra "vampiro" es eslavo ( "vampir") y su  significado sería algo a medias entre un ser volador, bebedor-succionador de  sangre y lobo.
  
 Posteriormente, a través del alemán, el término pasaría al húngaro, aunque  no parece introducirse en las lenguas de la Europa Occidental hasta 1730, a  causa de un misterioso episodio de histeria colectiva desatado precisamente en  Hungría.
  
  
  
 Pero remontémonos mas atrás en el tiempo y hagamos un pequeño repaso de la  figura del vampiro a lo largo de la historía y su presencia en las diferentes  culturas:
  
 En el antiguo Egipto encontramos deidades vampíricas como Srun,  caracterizado por aspecto de lobo con largos colmillos, que se alimentaba de los  cuerpos de sus víctimas humanas
  
 En la antigua Grecia, existía en su mitología la leyenda de "Lamia'', que  era hija del rey oriental Belus y cuyos hijos fueron asesinados por la diosa  Hera al conocerse que ''Lamia'' tuvo un romance con Zeus. Para vengarse,  ''Lamia'' comenzó a perseguir a todos los niños que se encontraba para  extraerles la sangre para alimentarse. Esta leyenda se convirtió en superstición  que se transmitía en las zonas rurales de Grecia y que contaba que ''Lamia''  atacaba a todos los viajeros extraviados, seducidos por la belleza de la  "chupasangre". Este caso es el más parecido a la concepción histórica de  vampiro. También en la mitología griega se encuentra el caso de ''Empusa'', hija  de la diosa Hécate, un ser con pies de bronce y monstruoso que podía  transformarse en una bella mujer y conquistaba a los hombres para aprovecharse  de su sangre. Además en la Hélade existían en sus leyendas las ''striges'',  deidades con rostro de mujer y cuerpo de pájaro que absorbían la sangre de los  humanos mientras estos dormían. También existía un ser llamado ''Vrycolaka'',  que atacaba a su familia después de muerto. 
  
 Autores como Virgilio, Plinio, Herodoto, Homero o Aristófanes creían en la  existencia de licántropos, además de otros seres espectrales denominados  "empusas" - emparentados posteriormente con los "lémures" romanos (espíritus de  difuntos) - que adoptaban aspectos diferentes para asesinar niños y alimentarse  de su sangre.
  
 En la Roma Clásica, además de los ya mencionados "lémures", se temía  también la aparición de Strix, un vampiro volador que sembraba el terror entre  los campesinos.
  
 En la antigua china se temía a un vampiro capaz de chupar la sangre de sus  víctimas en unos pocos segundos, llamado "Kiang". Además también se tiene  conocimiento de un diablo, "Giang Shi", que actuaba de la misma manera.
  
 Haciéndo un considerable salto en el tiempo, en el folclore centroeuropeo,  especialmente en Rumania, nos encontramos con que los campesinos sentían un  profundo temor ante la siempre intuída presencia del "Strigoi", un repugnante  ser con patas de caballo o cabra, que se alimentaba de su sangre mientras  dormían.
  
  
  
 Todo esto sin olvidar que, según algunas interpretaciones del Antiguo  Testamento, el primer vampiro de la historia fue Caín ya que, después de matar a  su hermano Abel, renegó de Dios y fue condenado a vagar el resto de sus días,  oculto en las tinieblas, lejos de la luz del sol, alimentándose "de cenizas y de  sangre".
  
 
Vlad Draculea (1428 - 1476)
Nuestro primer vampiro,el que nos atrae  mas
  
 
Los historiadores han intentado reconstruir su biografía tratando de no  perder el rumbo para establecer la verdad. Sin embargo, en la práctica, existen  muy pocos datos biográficos completamente fidedignos de Vlad Draculea. Si bien  la gran mayoría de las crónicas antiguas están confirmadas en su veracidad,  otras tienen un marcado carácter sobrenatural, por lo que la figura histórica se  desvanece entre hechos y legendas. Para poder comprender y asimilar la figura de  Vlad Draculea sin caer en sensasionalismos, se necesita considerar la época y  entorno en que vivió y gobernó. Los hechos y circunstancias que determinaron su  figura tomaron lugar principalmente en la región de Transilvania (*), en la  Europa Oriental. Circundada por los imponentes, inaccesibles y enigmáticos  Montes Cárpatos, esta región había sido habitada en un principio por los Darios,  hasta la conquista de los romanos entre 101 y 105 D.C. Sus habitantes, que  perdieron sus tierras de manera abrupta, no tuvieron más opción que incorporarse  al imperio que los conquistó. Dentro de este marco, se observaron constantes  migraciones en la zona lo que se reflejó en la lucha y convivencia de varios  pueblos bárbaros. Más aún, su estratégica posición y condición de entrada  oriental a la Europa cristiana, constitutía un enclave especialmente vulnerable  al imperio turco. Las permanentes incursiones otomanas a la región traerían dest  rucción y muerte por doquier. Dentro de este marco, el concepto de muerte turco  no sólo se tradujo en guerra y saqueo, sino también la aparición de enfermedades  contagiosas como la tuberculosis, la lepra y la viruela, que terminaron por  diezmar más a la población de la región y finalmente terminar con la noción de  "inocencia" de los habitantes de Transilvania. De esta forma, en una época  medieval caracterizada por el miedo a lo inexplicable y la superstición, la  gente simplemente acabó por creer indesmentiblemente en el poder de mal, lo  aparentemente sobrenatural y diabólico. En este contexto temporal y espacial,  vería la luz la figura de Draculea. Por aquel entonces, la región estaba  constituída por tres principados: Transilvania, Moldavia y Wallachia (*). Éste  último, había sido fundado por el príncipe Basarab I (1310 - 1352) quien daría  su nombre al linaje real de príncipes valacos, a los que pertenecía Draculea.  Sin embargo, pronto se hizo evidente la rivalidad de los dos clanes  pertenecientes a la dinastía Basarab: los descendientes directos de Basarab y  los Denesti. 
  
  
  
 Dentro de los monarcas valacos de esta constante rivalidad por el trono,  destacó Mircea cel Bătrân, El Grande (1355 - 1418) (*), bisabuelo de Vlad  Draculea. Este rey se caracterizaría por su elevado concepto de la diplomacía y  su rol en la contensión turca en la entrada oriental de Europa. Sin embargo, en  1389, Mircea perdió una importante batalla con los otomanos y debió resignarse a  comenzar a pagar tributo al súltan turco. Astutamente, Mircea se alió con el  emperador Segismundo de Luxemburgo para hacer frente común a los turcos que  amenazaban no sólo la cristiandad, sino el poder político que ostentaban. El  emperador decidió fundar la Orden del Dragón para defender a Europa de la  constante amenaza otomana, expander el cristianismo, aniquilar a los turcos y  para su propia seguridad política. Mircea enviaría a su nieto Vlad II (1390 -  1447), padre de Draculea, ante el monarca alemán para instruirlo desde pequeño  en las costumbres nobles y además instruirlo en las artes militares, haciéndolo  parte de esta orden militar en 1431. Como parte del atuendo (*), Vlad II debía  utilizar dos tipos de capas: una verde y otra negra. La primera simbolizaba el  dragón y se debía usar sobre una ropa roja, que simbolizaba la sangre de los  mártires. La segunda se usaba sólo los viernes o los días de celebración. Además  se utilizaba un medallón con un dragón acuñado que simbolizaba a su vez la  victoria de Cristo sobre el diablo. De regreso en Wallachia, Vlad II fue llamado  "Dracul" por la nobleza debido a su destacado rol en la lucha cristiana contra  los turcos. No obstante, para la gente común, el dragón no simbolizaba  esencialmente la fiereza y valentía que la aristocracia destacaba en él y  considerando que el pueblo desconocía la orden por ser secreta, lo identificó  con el demonio por su conocida crueldad y espíritu sanguinario. A pesar de que  los historiadores coinciden que en la mitología rumana no existe el dragón, se  entiende que la procedencia tiene relación con aspectos religiosos. Por su  parte, los filólogos y lingüistas señalan que esa inexistencia se aprecia así  mismo en la lengua: se tomó el vocablo húngaro drac que en analogía fonética  terminó por significar dragón o demonio en rumano. Vlad II volvería a su país  natal convertido en príncipe de Wallachia tras su inclusión en la Orden del  Dragón, pero sin embargo no pudo acceder al trono de inmediato, debido a que su  medio-hermano Alexandru ostentaba el poder y debió contentarse entretanto con  ser nombrado gobernador militar de Transilvania, escogiendo a Sighisoara como su  residencia. En 1434, Segismundo ordenó a Vlad II organizar un ejército y deponer  a Alexandru que había hecho alianza con los turcos. Dos años más tarde, Dracul  entró en Tirgovisthe, la capital valaca, venció a Alexandru y los turcos, y se  convirtió en príncipe con la protección del emperador. Lejos de alcanzar un  período pacífico, Dracul iniciaba su larga batalla con los otomanos, que su hijo  prolongaría y enfrentaría de la manera más espeluznante que puede creerse.  
  
 Continuara........
atte
Adolfo Gandin  Ocampo
 
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